lunes, 19 de junio de 2017

GOBI.


 Hace años visité un desierto y tuve la sorpresa de encontrar los seres más vivos del planeta. Eran incluso, mágicos. Nada parecido a aquellos con quien yo residía. Esto fue lo que pasó:
 

"Desperté...
 justo en el momento en que 
una polvareda se aproximaba al lugar donde  dormía. 
Sólo traía mis prendas y el  agua; 
así que,
decidí correr hacia un conjunto de enormes piedras 
cercanas.

   Durante cinco minutos permanecí quieta,
 inmóvil (en lo que en mí dependía);
 las manos cubrían mi boca, los ojos cerrados.
 Mis oídos sufrieron el viento, estruendoso.
 Mi piel sentía el golpe de cada granito de arena. 
Fue impetuoso.

 Después de un rato, la tormenta se alejó.
 Di gracias a la vida por
 permitirme salir  ilesa del fenómeno.
 Entonces, decidí levantarme y caminar.

 Caminaba, en cuestión de minutos, mis pies comenzaron a  arder, el cuerpo clamaba agua. Mi presión disminuyó, la vista se nublaba; sentí mareo. Vagabundeaba sin rumbo, el calor secaba al cuerpo, mis manos quemaban. La pierna izquierda flaqueó:

   Caí en la arena.

    Me levanté como pude, inmediatamente; creía que la arena estaría ardiendo. 
                             Pero no. 
Al parecer, una tormenta había refrescado el ambiente, fue una sorpresa  agradable.

 Entonces reflexioné; ¿hacia dónde  debería dirigirme? ¿cuál era el norte, cuál era el sur? 

¿En qué  momento acabaría el desierto?

A fin de cuentas, decidí seguir el camino hacia donde mi mente y corazón me indicaran como correcto. 
Imagen tomada de taringa.net (Autor: Alberto Montt)

Es difícil poner de acuerdo estos dos mandos, pero en una situación como la mía
(de vida o muerte) 
ambos cedieron.



  Después de un rato de andar sin rumbo, miré al horizonte; era un oasis. ¿Será un espejismo?
  Siempre pasa que el cansancio y la presión te hacen imaginar cosas que no existen; así que me froté los ojos y aceleré el paso. 

Imagen relacionada
Imagen de: //ro.wikipedia.org/wiki/Oază
No


No era una espejismo. Frente a mí había un pequeño y reluciente oasis con un par de arboles alrededor, era real. Al fin podría sentarme a la sombra para descansar. Era un tesoro, un regalo.

Me tiré al suelo para reír exhaustivamente; luego, fui a tomar agua a rastras ¡Ya los pies clamaban descanso! 

Llegué al ojo de agua y tomé toda la necesaria, fue tanta mi emoción que me caí y me hundí. Casi me ahogo; más, conservé la calma y el cuerpo se fue elevando, empecé a flotar.

Al llegar a la superficie, me acerqué a la orilla para salir de ahí; entonces tosí. Mi sed me había llevado al fondo del agua pero pude salir ilesa. Luego de intentar respirar, mi tos se  calmó.

Imagen relacionada
Imagen de: www.freeclipartnow.com/animals/camels/camels-3.jpg.html
Después de tiempo, levanté la mirada.




Un grupo de camellos y dromedarios se habían reunido para beber agua.


A mi lado, un par -uno de cada especie- discutía sobre algo. 


- ¿Crees tú que tu raza es superior? 
¡Vaya si es una locura!-

-No sólo somos superiores, somos más fuertes. Podemos reservarnos de tomar agua 
por más tiempo que ustedes-

-Y tú, ¿por qué crees que nosotros servimos mejor a los hombres? Porque nuestra raza es más tranquila; ¡somos el transporte para Reyes!



El dromedario se había molestado:


De Ghana.










 
Era verdad eso de que los dromedarios son temperamentales al menos; más que los camellos.

Decidí acercarme. En ese momento, mi razón no preguntaba porqué podía entender. Tampoco dudaba por la salud. 

El objetivo era volver a beber agua, volver a casa. De pronto, los animales me vieron, se asombraron y... luego, me hablaron.


-¡Hey tú, ser humano! 
¿Por qué estás en nuestro territorio?


Yo no supe que contestar. ¿Me estaban hablando a mí? La verdadera cuestión era: ¿Porqué me hablan y yo les entiendo? 

Contesté con asombro, incrédula de lo que pasaba: 

- Me perdí. Luego, encontré este lugar que me volvió a la vida; creía que moriría de sed. ¡Bendita suerte! ¿Saben cuál es el pueblo más cercano? ¿Hacia dónde debo dirigirme?-


El camello y el dromedario estaban absortos. Luego el camello agregó:

-Humana; ¿Cuál animal te parece más adecuado para la sobre vivencia? 

Estaba tan cansada, tan sedienta... Lo que hice fue reprenderlo por su indiferencia: 

-Estoy a punto de desfallecer, ¿realmente importa saber cuál raza es superior?-.

-Bueno, lo que pasa es que es un pleito que llevamos desde hace muchos años; no hemos podido solucionar esa pregunta.-

En un instante, ellos me convirtieron en la jueza que designaría a la especie privilegiada.

-Bien; para acabar con este debate hay que hacer algo muy sencillo. Aquel ser que pueda llevarme al pueblo, pertenecerá a la especie más avanzada. No es cosa fácil; se necesita de buena orientación, templanza, paciencia... ¿quién podrá salvar a este simple ser humano?-

-Yo lo haré-. Respondieron al mismo tiempo. 


Ahora el problema era que los dos querían llevarme. Cuando decidieron partirme a la mitad; interrumpí la discusión...

-¿Quieren llevarme por partes?-

-Pues lo que pasa es que los dos queremos llevarte; es imposible que te llevemos de otra manera más práctica.-

-¡Claro que se puede! Lo que necesitan es ponerse de acuerdo, quién va a llevarme en el primer turno y quien será el vigilante por si acaso pasa algún accidente.-

Reinó el silencio. Ambos miraban contemplativos: mi rostro y el rostro del otro. Entonces, el dromedario dijo:

-Me parece una opción bastante lógica. Si yo te llevo y me canso, podrías moverte al lomo del camello.-

El camello contestó:

-¡Y, ¿quién decidió que tú la llevarías primero?- luego me miró: - Mejor yo te llevó.-

 Se inclinó para poder subirme a su lomo. El suave pelaje reconfortó mi piel dolida.

Y, así fue como se demostró que el camello es más resistente; pero el dromedario más inteligente. 

;) 

jueves, 18 de febrero de 2016

Cata.

Para Brenda.

Ladybird.jpg



     El jardín donde jugaban las catarinas se encontraba a lado de una fábrica. De ellas, la más brillante era la que tenía tres lunares en cada una de sus alas: Cata. A ella le gustaba volar por todas las flores, árboles y plantas del jardín. 

     Un día, se acercó con su amiga hormiga para conversar:

-...entonces te digo amiga; lo malo del agua del jardín es cuando se mezcla con las sustancias de la fábrica. Por eso, si quieres tomar agua, lo mejor es tomarla de las flores,  o absorber el rocío de la mañana en las hojas de los árboles, el agua de estos charcos es dañina.-

      Cata afirmó al consejo; siguió conversando  y al atardecer partió a su hogar: una flor en la maceta del balcón principal. 

"Está escuchando a mi grupo favorito" pensó Cata, al momento de escuchar la música de la alcoba;   -siempre me gustaron los artistas latinos...- dijo esto mientras suspiró.

"Aquí estoy, veo la lluvia caer
y parece que este día no termina..."

Y aunque el sol se ha metido, Cata aún debe de limpiar, alimentar y cuidar a sus tres catarinitas.  

martes, 8 de diciembre de 2015

Ariel.

Dicen que en el mar, 
la vida es más sabrosa.


Ariel era el pez más pequeño del arrecife. Todas las mañanas despertaba con la inquietud de conocer más: todo el océano podría conocer, si acaso sus padres lo dejaran hacer nada, es decir nadar. Sus amigos contaban sobre los peligros del infinito; en todo ese universo existían bestias feroces capaz de devorar sin piedad. Pero toda esa palabrería no limitaban la curiosidad del pequeño pez

 


-¡Es muy peligroso salir del arrecife!- decían.

Pero a Ariel no le importaba; así que, poco a poco fue juntando  un grupo de valientes peces para la exploración. El primer plan era conocer las fronteras del hogar.

Luego, sin avisar a sus padres... Ariel y el grupo se lanzarían a las puertas principales. ¡Plan de fuga! 

Y comenzar el viaje por los siete mares.

Ariel salió entonces a la aventura junto a sus mejores amigos. Descubrieron las corrientes marinas más importantes; el origen de las tormentas, los vórtices submarinos y los abismos encontrados en la oscuridad del planeta. Aprendieron sobre los distintos tipos de mareas: las vivas y las muertas. Comprendieron también el porqué se formaban los huracanes: entonces el cielo seducía al mar con sus rayos.


Después de un tiempo volvieron. Ya no eran unos peces pequeños. Habían crecido. Al regresar, amaron a su arrecife, más que a otra cosa.

Fin.

martes, 1 de diciembre de 2015

Cisnes

Durante la primavera, varios cisnes viajan a Ikkala y se deleitan de sus lagos...


Todo el grupo de aves estaba fascinado con el agua; nadaban, jugaban, volaban alrededor. Pero había un cisne que simplemente no lo hacía.

Dormía y dormía durante todo el día.

Llegó el verano y los cisnes empezaban a juntarse para planear nuevas crías.

Luego llegaron los días de lluvia.

Pero el cisne no se movía, ni salía.

El grupo no entendía lo que pasaba con ese cisne. Cuando uno de ellos se acercó hacia este cisne, descubrió que era una linda hembra.

-¿Por qué te guardas aquí? Eres tan bella.



De pronto el cisne adormilado, se levantó. Tenía un ala herida. 

Contó al animal preguntón de donde venía, su vida en cautiverio, como había logrado escapar del zoológico y el porqué deseaba descansar por lo menos unos días; antes de que volviera el invierno.

-Comprendo. Pero, la vida continúa; ven, vamos con el  doctor castor para que él te sane-.

Fueron. Ahí, el cisne contó toda su aventura, desde que lo habían creado unos patos, hasta cuando escapó por la puertecilla del zoológico y voló desde Saint-Aignan hasta allí. 

-La herida del ala sucedió en Hamburgo. Cuando unos cazadores quisieron que yo fuera su mejor premio. Yo lo considero sólo como un efecto secundario de todo el viaje.-

-Te recuperarás pronto. Eso es seguro. Que bueno que has descansado-.

-Y ¿qué pasará con las demás aves del zoológico?-

-No lo sé. Ellos me vieron salir, así que cada quien buscará su propia libertad. Creo.-

-Mientras, yo te cuidaré. Para que luego continúes con tu vuelo, así sin miedos ni heridas.-

-¡Gracias!-

Luego, el doctor castor le vendó el ala para que se recuperará pronto.

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martes, 24 de noviembre de 2015

Helga.

Helga era una niña seria, ensimismada y a la pobre todo le pasaba...

Un martes, mientras comía su tradicional sándwich de jamón con pepinillos una pelota se acercó a sus pies. 

-¿Puedes pasarla?- Le dijo Alfonso. 

Ella intentó patearla, pero desde su lugar -sentada en la banca de concreto- y con el emparedado en la mano, no pudo. Así que se tropezó, para luego caer en un pequeño charco de lodo. Ella se enrojeció como jitomate. Las burlas florecieron por todo el patio. 

Alfonso se acercó, fue por la pelota y al ver el almuerzo tirado de Helga, lo levantó. Quitó de él la tierra y se lo devolvió. 

     -No sabía que no sabes patear una pelota. Si quieres, luego te enseño.-

Y se fue. 

Helga estaba muy apenada. Cuando llegó a casa le preguntaron por sus calcetas tan sucias. 

-Nada. Sólo una caída. Todo está bien.-

A la semana siguiente, como cada lunes, se hacía el ahorro escolar. Cada alumno inscrito llevaba el monto que quisiera y al final de año se le daba la cantidad recaudada; esto con el fin de fomentar el ahorro en los pequeños. 

Pues, sucedió que al volver del recreo, la maestra no encontró el monto recaudado del día. Esta situación, creo una alarma en todo el salón.

-Niños. Quiero saber si alguien entró al salón durante el recreo.- dijo la maestra, severamente.

-Yo maestra, olvidé mi emparedado y vine por él.- dijo Helga.

-¡Eres una ladrona! Además cínica; mira que robarle a todo el grupo... Acompáñame a la dirección. Yahaira, cuidarás al grupo.-

-Pero, ¿por qué, maestra? Dígame que hice.-

-No vengas con amnesias. Tú sabes lo que hiciste. Llegaste y robaste el ahorro semanal del grupo que estaba en mi cajón.-

-Pero, maestra. Yo no lo hice.-

-Ahora resulta que no lo hiciste... ¡Ven, te voy a llevar con la directora!-

-¡Pero yo no lo hice!-

-Vamos.-

Helga lloraba y se resistió al principio, luego; no le quedó más que ir con su maestra a la Dirección. Ahí llamarían a su casa, para dar noticia de la barbaridad que había sucedido y... la suspenderían.

Alfonso llegó a la dirección. La madre de Helga ya estaba ahí, y la tunda entre las tres autoridades se estaba llevando a cabo.

-¿Qué pasó Alfonso?-

-Tengo que confesar algo; Helga no robó el dinero. -

-¡¿Qué?!-

-¿Ah no? Entonces, ¿quién lo hizo? -

Alfonso callaba.

-Di algo muchacho. Si no, ¿a qué has venido?-

-No soy un chismoso. Sólo les digo que Helga no fue.-

-Mira Alfonso, esta acción que pasó es un delito grave que hasta a quien lo cometió se lo pueden llevar a la cárcel. No se trata de que si eres "Chismoso". Se trata de corregir errores desde ahorita para que no se vuelva a cometer en un futuro. Al no decirlo tú te estás convirtiendo en cómplice porque sabes la verdad y no la dices. ¿quieres que castiguemos a Helga? Ella es la presunta culpable, ya que confesó haber entrado al salón en horarios no establecidos.- 

-¡No, ella no fue! me cae bien, es honesta y me gustan sus mejillas rosadas.-

-Ah, bueno; entonces... dinos la verdad.-

-Pero es que luego, me dirán chismoso y me golpearán.-

-¿Quienes?

-Los que robaron el dinero.

-No te preocupes. Haremos un trato. Mira, todos en el salón creen que saliste al baño, y creen que pensamos de Helga que es la culpable. Dinos los nombres, investigaremos a fondo y la próxima semana veremos si caen de nuevo en la mala acción. ¿Te parece? 

-Me parece estupendo; mientras tanto... ¿qué pasará con Helga y ellos?.-

-Helga se tomará el día. Y de ellos tú no te apures, sólo dinos los nombres.

-Bueno.

-Gracias por colaborar y por tu honestidad.-

-Y bueno, ya vete de aquí. ¿Qué tanto tiempo tardas en ir al baño?

-Sí, maestra. Me han quitado un peso de encima.

-Tú solito. Le hiciste caso a tu conciencia y ésta te ha liberado-.

-Adiós.

Alfonso fue al baño, se lavó las manos y al regresar; la maestra ya estaba en el salón.

-Pero, ¿quién te dejó salir? muchacho travieso. Siéntate ya.

El lugar de Helga estaba vacío. Pepe, le comentó que la habían suspendido. Cuando regresó la mirada a la maestra, ella le guiñó el ojo. 

Todo saldría bien.

martes, 17 de noviembre de 2015

El Juego.

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Los cachorros escuchaban atentos las instrucciones:

-Si quieren conseguir la hoja de la sabiduría deben correr hacia el árbol más alto del parque, dar vueltas a su derrededor hasta que sus giros le produzcan mareos y éste comience a hablar; entonces les dirá una frase distinta a cada uno. ¡Vayan!

¿Ya tienen su frase? ¡No me la digan! Ahora, tendrán que ir a la antorcha de luz y tomarán un palito de madera, con el cual dibujaran una casa; la casa de sus sueños, ¿porque tan chica? Tienen todo el suelo como lienzo, ¡no hay límites para la creación! 

¡Mírense ahora! Hasta que los veo sonreír verdaderamente." 

Los cachorros se reían entre ellos y daban vueltas por el suelo.

"Mmm... ¿en verdad quieren la hoja de la sabiduría? 

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Bueno, pues entonces vamos todos a la cima del monte de la diversión y ustedes deberán escalarlo por el resbaloso sendero.

Muy bien cachorros. Y bien, ¿cuál es tu nombre?"

-no sé-

-Perfecto, No sé. Aquí tienes tu hoja de la Sabiduría. Que esta hoja te acompañe en los lugares más oscuros y tenebrosos; te proteja de zombies y de monstruos debajo de la cama y te cuide.

-Perfecto, porque pepe le tiene mucho miedo a los zombies que se vayan a comer sus sesos y yo no quiero que me de miedo eso.-

Con esta hoja, ya no más.

-Gracias-. 

Y tú, Padme. Aquí tienes tu hoja de la sabiduría. De igual modo, que esta hoja te acompañe en los lugares tenebrosos. Para que no tengas miedos. 

-Yo no tengo miedo-

Muy bien cachorrillos; pues ya lo saben. Siempre que esten dudodos o temerosos, pueden venir aquí. Estos árboles les daran las hojas de sabiduría que necesiten para los tiempos de temor. Bueno, es hora de irme.

¡Adios!

Y dicen que los cachorros dejaron de tener miedo. 


martes, 10 de noviembre de 2015

Leoncio


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Ronroneos: el pequeño león apenas despierta. Luego se despereza, corre por la pradera; se encuentra con Yaguarete, Ocelotl  y los tres van juntos a cazar mariposas; su pasatiempo favorito.

Al anochecer regresan a casa de Leoncio. Su padre le reprende frente a sus amigos; 

¡¿por qué tan tarde, por qué tan sucio, por qué tan irresponsable?! 

Ese es el cuento de nunca  acabar. Y así lo será porque Leoncio no dejará de jugar. 

A las mariposas les gusta que Leoncio y sus amigos les visiten. Cada tarde pintan sus alas de diferentes colores y aconsejan a las orugas para que se tejan unas alas grandes y bellas. Como la vida de las mariposas es muy corta, han pasado varias generaciones durante la vida del pequeño Leoncio; es muy conocido entre ellas porque entre todas se van contando las travesuras de este feroz amiguito.

A Leoncio le encantaría coleccionar mariposas; pero le da una terrible tristeza el sólo hecho de pensar que, al atrapar una pequeña fierecilla ella dejará de volar. Por eso, solo las alcanza y las suelta. ¡Es tan corta su vida! Que lo mejor es jugar. 

Cada día Leoncio hace nuevas amistades y ama a las mariposas; la  belleza de sus alas y el poder de la libertad al vuelo.

Al día siguiente ha vuelto él y sus amigos; "Pero ¡que colores tan únicos! Dice al ver un peculiar bichito.

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Leoncio decidió pasar toda la tarde jugando con una mariposa de corazones pintados en sus alas.

Ya anochece; Leoncio y sus amigos tienen que volver a casa. 

-Mari, ¿te volveré a ver?

-Eso espero, Leoncito amigo. 

Dice la mariposa mientras posa alegre sobre su nariz. 

-Acompáname a casa, quédate a vivir conmigo. 

-Si mañana regresas, volveré contigo a donde quieras. 

-¿Lo prometes?

-Lo aseguro.

-Perfecto.

Mientras el sol se metía por el horizonte, los tres amigos regresaban alegremente a casa: 

-Y ¿podrás encontrarla de nuevo entre tantas mariposas?

-Claro. 

-¿Cómo podrás hacerlo?

-Ella me encontrará a mi. Y luego, yo podré reconocerla. 

-Ja, ja, ja. Y para que quieres que vaya contigo a todos lados, ¿una mariposa, que solo puede vivir tres días?

-Porque yo la cuidaré. Y quien sabe, tal vez, duré tres estaciones, o más.

-Te dirán el león mariposón de la jauría.

-No me importa.

-Ya no somos tan cachorritos Leoncio; las burlas pesan.

-Esa mariposa ha puesto mucho color en  mi vida, ha dado alas a mis sueños...

-Bueno, yo los dejo... me tengo que  ir con mi manada. -Se fue Yaguarete.

De vuelta a su jauría; Leoncio mira las estrellas antes de dormir. Sueña con su mariposa. 

-Quien fuera ella para alcanzar las estrellas...-dice, luego bosteza y cierra los ojos para dormir.