Ronroneos: el pequeño león apenas despierta. Luego se despereza, corre por la pradera; se encuentra con Yaguarete, Ocelotl y los tres van juntos a cazar mariposas; su pasatiempo favorito.
Al anochecer regresan a casa de Leoncio. Su padre le reprende frente a sus amigos;
¡¿por qué tan tarde, por qué tan sucio, por qué tan irresponsable?!
Ese es el cuento de nunca acabar. Y así lo será porque Leoncio no dejará de jugar.
A las mariposas les gusta que Leoncio y sus amigos les visiten. Cada tarde pintan sus alas de diferentes colores y aconsejan a las orugas para que se tejan unas alas grandes y bellas. Como la vida de las mariposas es muy corta, han pasado varias generaciones durante la vida del pequeño Leoncio; es muy conocido entre ellas porque entre todas se van contando las travesuras de este feroz amiguito.
A Leoncio le encantaría coleccionar mariposas; pero le da una terrible tristeza el sólo hecho de pensar que, al atrapar una pequeña fierecilla ella dejará de volar. Por eso, solo las alcanza y las suelta. ¡Es tan corta su vida! Que lo mejor es jugar.
Cada día Leoncio hace nuevas amistades y ama a las mariposas; la belleza de sus alas y el poder de la libertad al vuelo.
Al día siguiente ha vuelto él y sus amigos; "Pero ¡que colores tan únicos! Dice al ver un peculiar bichito.
Leoncio decidió pasar toda la tarde jugando con una mariposa de corazones pintados en sus alas.
Ya anochece; Leoncio y sus amigos tienen que volver a casa.
-Mari, ¿te volveré a ver?
-Eso espero, Leoncito amigo.
Dice la mariposa mientras posa alegre sobre su nariz.
-Acompáname a casa, quédate a vivir conmigo.
-Si mañana regresas, volveré contigo a donde quieras.
-¿Lo prometes?
-Lo aseguro.
-Perfecto.
Mientras el sol se metía por el horizonte, los tres amigos regresaban alegremente a casa:
-Y ¿podrás encontrarla de nuevo entre tantas mariposas?
-Claro.
-¿Cómo podrás hacerlo?
-Ella me encontrará a mi. Y luego, yo podré reconocerla.
-Ja, ja, ja. Y para que quieres que vaya contigo a todos lados, ¿una mariposa, que solo puede vivir tres días?
-Porque yo la cuidaré. Y quien sabe, tal vez, duré tres estaciones, o más.
-Te dirán el león mariposón de la jauría.
-No me importa.
-Ya no somos tan cachorritos Leoncio; las burlas pesan.
-Esa mariposa ha puesto mucho color en mi vida, ha dado alas a mis sueños...
-Bueno, yo los dejo... me tengo que ir con mi manada. -Se fue Yaguarete.
De vuelta a su jauría; Leoncio mira las estrellas antes de dormir. Sueña con su mariposa.
-Quien fuera ella para alcanzar las estrellas...-dice, luego bosteza y cierra los ojos para dormir.
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