martes, 3 de noviembre de 2015

Una mariposa.

Para Ángela.


¿Has visto alguna vez una mariposa con el ala rota?
¿Te has preguntado que pasa con estas criaturitas?


He aquí esta breve historia...


  

La pequeña angelita recién había llegado desde el cielo. Era su tercer día en la tierra y su espíritu inquieto no daba cábida a tantas cosas nuevas por conocer. Su bella madre consentía toda curiosidad de la niña. 

Una noche en que Angelita se disponía a dormir:

-Mamá, ¿cómo hacen las aves para volar? 

-Pues con sus alas. 

-¿Como los ángeles? 

-Exacto. 

-Mami, si las mariposas no tienen plumas... ¿cómo pueden volar? 

-Pues porque ellas son muy ligeritas, Ángelita y ya; duérmete. Porque con tanta pregunta nos va a llegar el amanecer. 

-Mami, si a una mariposa se le rompen sus alas, ¿crees que pueda volver a volar? 

-Probablemente llegué el reparador de alas y le sane su herida. Mientras tanto duerme tranquila con El Reparador de Sueños. Y cuando vea una mariposa le preguntaré. Ángela, ya duerme... 



-Está bien, mamita. Buenas noches. Te quiero... Mañana, ¿me vas a llevar al parque para buscar mariposas? 

-...Sí, Ángela. 

-Gracias, mamita. Buenas noches.

Al día siguiente, fueron al parque y encontraron a una pobre criatura con el ala rota.

-¡Mamá! Justo lo que ayer platicábamos. 


La pobre mariposa estaba descompuesta, con su ala rota. Imposible intentar volver a volar.


-Ni modo Angelita, pronto algunas hormigas se darán cuenta y se la llevarán para cenarla. 

-Es que no, madre. Esta mariposa no debía de ser maltratada. Estoy segura. 

-Y ¿porqué estás tan segura? Es el ciclo de la vida, de la naturaleza, de la cadena alimenticia. Vente, vámonos.

-No, madre. A esta mariposa alguien le hizo daño. Y nuestra naturaleza como ángeles es ayudar. 

La angelita se cortó un trozo de sus alas. 

-¡Auch!!! Mariposita; ten. Te regalo un trozo de mis alas; sus plumas son mágicas. Poco a poco sentirás que tu propia ala estará sanando. Vuela, ¡Vuela mariposita bonita! Se libre y viaja hasta donde te espera tu familia. 

La mariposa hizo un gesto de agradecimiento y luego salió volando rumbo al sur. Por otra parte, la madre de Ángela sólo reía.

-¡Ay Ángela, estás bien loquilla! Vámonos, que se hace tarde.

Y ambos ángeles siguieron su rumbo.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario