jueves, 18 de febrero de 2016

Cata.

Para Brenda.

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     El jardín donde jugaban las catarinas se encontraba a lado de una fábrica. De ellas, la más brillante era la que tenía tres lunares en cada una de sus alas: Cata. A ella le gustaba volar por todas las flores, árboles y plantas del jardín. 

     Un día, se acercó con su amiga hormiga para conversar:

-...entonces te digo amiga; lo malo del agua del jardín es cuando se mezcla con las sustancias de la fábrica. Por eso, si quieres tomar agua, lo mejor es tomarla de las flores,  o absorber el rocío de la mañana en las hojas de los árboles, el agua de estos charcos es dañina.-

      Cata afirmó al consejo; siguió conversando  y al atardecer partió a su hogar: una flor en la maceta del balcón principal. 

"Está escuchando a mi grupo favorito" pensó Cata, al momento de escuchar la música de la alcoba;   -siempre me gustaron los artistas latinos...- dijo esto mientras suspiró.

"Aquí estoy, veo la lluvia caer
y parece que este día no termina..."

Y aunque el sol se ha metido, Cata aún debe de limpiar, alimentar y cuidar a sus tres catarinitas.  

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